jueves, 27 de mayo de 2010

¿El Katrina de Obama?

En medio de una avalancha de críticas sobre su respuesta al desastre petrolero en el Golfo de México, el presidente Barack Obama defendió este jueves las acciones de su administración y aseguró que desde el primer momento la prioridad número uno de la Casa Blanca ha sido detener el derrame de crudo.

"Los que dicen que nuestra respuesta fue lenta o que nos faltó un sentido de urgencia, simplemente no conocen los hechos", dijo Obama en una conferencia de prensa convocada para tratar un tema que se ha convertido en un creciente desafío político para el presidente.

Obama reconoció que existe "frustración y rabia" ante la marea tóxica que ha puesto en jaque la supervivencia de una de las regiones costeras más importantes del país, y culpó directamente a British Petroleum (BP) de causar la "tragedia ecológica y económica", que amenaza la zona.

Cancelaciones

El presidente aseguró que BP pagará hasta el último centavo de los daños causados por este desastre "sin precedentes".

Obama admitió que BP tiene la mejor tecnología y recursos para responder a la fuga generada por la explosión de una plataforma petrolífera el pasado 20 de abril, pero que la empresa está operando "bajo nuestra dirección".

Tras reiterar que su gobierno no descansará hasta no solucionar la crisis a corto y largo plazo, Obama presentó nuevas medidas que dijo contribuirán a evitar desastres similares en el futuro.

Específicamente anunció una extensión a 6 meses de la prohibición de contratos de perforación submarina y la cancelación de contratos multimillonarios en las costas de Alaska y Virginia.

La intervención del presidente se dio momentos después que científicos del gobierno estimaran que se han derramado entre 500 mil y un millón de galones de crudo por día, lo que pone al incidente como el peor derrame petrolero de la historia de Estados Unidos.

Según estos datos del U.S Geological Survey, la cantidad de crudo vertido, 39 millones de galones aproximadamente, es al menos tres veces más grande que los 11 millones del Exxon Valdez.

¿Otro Katrina?

Aunque todavía se está midiendo la magnitud ecológica y económica del derrame, las consecuencias políticas ya se están sintiendo en Washington donde no se desaprovecha desastre natural o creado para sacar puntos políticos, y menos en un año electoral.

Ya se comenta que la catástrofe se podría convertir en el "Katrina de Obama", en referencia al huracán que en 2005 devastó a Nueva Orleans y contribuyó al desplome de la popularidad del presidente George W. Bush.

Uno de los primeros en tirar la piedra fue Karl Rove, ex asesor de la Casa Blanca bajo Bush, quien acusó a Obama de falta de liderazgo y de lentitud en su respuesta a la situación.

Según Rove, en un ensayo titulado: "El derrame del Golfo es el Katrina de Obama", el presidente actual habla mal de BP, pero "no cumple con sus propias responsabilidades bajo ley federal. No debieron dejar pasar más de un mes sin decirle a BP lo que tienen que hacer".

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