Investigadores del CSIC junto con científicos de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) han creado el cable de distribución de energía eléctrica más potente del mundo, cuya implantación podría reducir en más de un 50% de las pérdidas de energía.
Además de ser innovador es más potente, más eficiente y más limpio. Este nuevo cable reduce las emisiones de dióxido de carbono (CO2) que se produce al generar electricidad, ya que en la generación se usa un alto porcentaje de combustibles fósiles, y por si todo esto fuese poco, aumenta la seguridad de las instalaciones. El prototipo, financiado por la empresa española Endesa, es capaz de transportar hasta cinco veces más energía que los sistemas actuales.
El director del proyecto, Javier Obradors, del Instituto de Ciencia de Materiales de Barcelona (del CSIC) considera el nuevo cable como "imprescindible" puesto que el sistema eléctrico actual "no está preparado" para afrontar el previsible crecimiento de la demanda, mientras que un sistema eléctrico superconductor como el que se podría desarrollar con este cable facilitaría satisfacer dicha demanda y, al mismo tiempo, disminuir la aportación de gases precursores del cambio climático
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